martes, 6 de octubre de 2015

Carta nunca entregada # 38,500: para Ale.

Sabes?

Me la he pasado las últimas horas entre dormir y fumar.

No, no lo sabes. Pero muy dentro de ti, sospechas porque es.

Lo que tampoco sabes, es ultimamente dormía bien... Tarde, pero bien. Porque repasaba nuestras pláticas, nuestros besos.

Pensaba en como no hartarte y aburrirte, supongo que mi actitud de chamaquito inmaduro después de un rato cansa y que no tengo mucho que no hayas visto.

Pensaba también en que ya no te hacía reir como los primero días. En que escondías detrás de esa risa después de cada beso. En si alguna vez me atrevería a besarte en tu oficina, o al menos fuera de tu carro.

Eso y un mar de cosas más.

Hoy... Hoy te extrañé mucho.

Estaba acostumbrado antes a ser como un cachorro que rara vez ve a quien juega con el, pero que cada que la veía se le iba la vida en fiestas.

Y así seguí siendo... Cada vez que te veía o me llegaba algún mensaje podía sentir ese como calorcito de poder hablar con alguien a quien quieres abrazar y que quieres contarle hasta porque te pusiste hoy cierta camisa o playera. Jeje.

Esto lo escribo antes de saber si algo hice o salió mal, si estás enojada u ocupada.

Nunca supe si invadía mucho tu espacio, o si querías que lo invadiera más. Yo quería saber más de Canadá, de tu vida, de tus andanzas, de tus amores no, soy muy celoso del pasado como alguna vez te dije, jejeje.

En fin, creo que es la historia de mi vida... Aunque esta vez pensé que la podía hacer mejor...