Cuando iba a visitar a mi madre a su trabajo escuchaba hablar de los ingenieros, cosas buenas, cosas malas, pero hicieron que poco a poco entendiera la trascendencia que tiene ese título en la vida de todos los que rodean a quien se ha hecho acreedor a el.
Empecé a entender que había muchas cosas que los hacían grandes, admirables, personas más allá de lo normal que solucionaban problemas que muchos jamás podrían. Era para mi como ser un superheroe.
Reunían características que no veo todos los días: fuertes, con porte, una personalidad que los distingue, un nivel cultural como para hablar de todo, la madurez para dejar de lado lo personal en favor del trabajo, honor, amistad, amor, valores que los hacen sobresalir y que hacen que los demás confíen en ellos para guiar a la sociedad y para pedir consejo.
Y ahora, heme aquí, a punto de volverme uno.
No sé si lo merezca, porque es un gran poder y sé que con el viene un gran responsabilidad, pero sé que hay gente allá afuera que lo cree, que incluso piensa que ya me había tardado y ha llegado el momento de agradecerles.
Mi madre, mi más grande admiradora jajaja. La mujer que no solo me dio la vida, sino la educación, los valores y la esperanza para seguir adelante, quien no dejó de creer en mi a pesar de que le dí demasiados motivos.
A los demás de mi familia, porque ahora sé apreciar que me saqué la lotería con la sangre que tengo, y aunque hemos tenido altas y bajas, mi hermana, mi abuela, mi prima, mi tío y mis perros han estado ahí cuando he necesitado algo.
A mis hermanos, porque cuando lloré por una pérdida, me hicieron reir. Porque me recuerdan quien soy cada vez que pierdo el sendero. Los que me infundieron más valores de los que creen. Los que me salvaron de mi mismo, me rescataron de mi soledad, los primeros en aceptarme tal como soy.
A mis amigos, todos ellos, porque aunque suene egolatra, el hacerte sentir necesario, es de lo más bonito de esta vida, además de que no me podía olvidar de mis demás fans jejeje.
Quizás la responsabilidad sea mayor cada día, quizás los retos sean más duros que lo que puedo imaginar, pero hace rato que mi vida ya no es mía, es de todas las personas que aprecio, así que por todos ellos no fallaré, no me rendiré nunca, no dejaré de sonreir aunque me lleve el demonio. Mejoraré, me volveré más fuerte, más sabio, haré lo que sea necesario para hacer que se sientan orgullosos.
Y quizás, y solo quizás, el día de mañana, me sienta digno de portar mi nuevo título y ser llamado:
El ingeniero Matienzo.