domingo, 31 de marzo de 2013

Gracias señor Himura! ^w^

En esta semana me reencontré con el señor Himura, y ha sido de verdad fortuito, dado los eventos que están por venir.

Kenshin sensei me ha recordado muchas cosas de mi mismo, cosas que admito, estuve a punto de perder solo por agradar, cosas que me costó años aprender, que me hicieron apartar a seres queridos e incluso dejar oportunidades que me pudieron haber dado un mejor porvenir monetariamente, pero que iban a hacer que hiciera cosas ajenas a mi.

En Tecámac aprendí que la era Tokugawa había acabado, que la necesidad de matar o morir había cesado, no sé si por la edad, si por darme cuenta que no toda la gente son una bola de ogetes, o simplemente el mundo cambio... aunque viéndolo así no es tan simple. El Hitokiri había muerto, pero quedó un maestro de la técnica batto.

Esa era, la de la restauración Meiji, me dió muchas muchas cosas, pero en especial, encontré que esta vez debía usar la sakubatou, una espada que como ultimamamente he aprendido, es más fácil que te dañes tu que a los demás, lo cual ejemplifica efectivamente mi paso por ese tecamaquiense lugar.

Y ahora, la era Meiji, la era de la modernidad, el desarrollo y la globalización. Como tal, el señor Himura las pasó de Caín al intentar aliviar todo. Yo no tengo tantos huevos la verdad, además de que yo perdí a Kaoru hace mucho, la funda de esta katana, que aunque de filo inverso, sigue sirviendo para matar si asi se lo propone uno.

Estaba perdiendo por lo mismo quizás, la capacidad de calmarme, de ver las cosas sin ponerme ballistic, e incluso, estaba perdiendo el suelo del voto de austeridad que no precisamente hice, pero que me enorgullezco en seguir... sigue y seguirá siendo para mi más meritorio el encontrar caguamas de a 30 que gastar 140 en una yarda.

En algún momento tuve una epifanía de que quizás eso estaba mal, que estaba bien gastarse 500 varos en un pantalón o 250 en una hamburguesa... es, y siempre lo será, una falta de respeto hacia los que menos tienen ese tipo de cosas. Voy de acuerdo, uno se chinga para conseguir ese dinero y poder hacer con el lo que uno quiera... pero aun asi me remuerde la conciencia no poder darles para una buena torta o que siquiera en algún momento duerman calientitos...

Como la gente que tira la comida... o su ropa en buen estado... bueno, si ni la colita de la guama me gusta que se desperdicie!

Sé que no cambiaré al mundo pensando así, sé que me quedaré muy corto en mis aspiraciones si son de ese estilo, pero al menos me siento menos culpable gastando menos y ayudando a los que llego a ver... no soy un santo, ni me quito el pande la boca... pero al menos sé de nuevo, gracias al señor Himura, que el camino que estaba dispuesto a tomar está mal...ogetemente mal.



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