I'll face myself...
Es el título de una de las canciones más celebres de Persona 4, además de su topic principal, y para un juego donde hay que mover un puñado de niños que se encarga de investigar una serie de asesinatos es algo un tanto elevado.
De ser sincero empecé el P4 impactado por el P3P, pensando que ciertas cosas serían iguales y que podría, por ejemplo, levear igual que en tartarus. Sigue siendo un Persona, con esa curva manchada de dificultad al principio (aunque no tanto al jugar ya por segunda vez un título de la serie), sigue teniendo personajes entrañables, sigue teniendo música magnífica, pero la trascendencia de las acciones al compararse con P3 es una jalada, no por nada el prota de ese juego es llamado "the emo jesus".
Pero el juego en si es mejor, mucho mejor.
La música en promedio tiene una mejor nota. Es mejor, más lidiable, más recordable. El armado del juego le favorece demasiado, cada dungeon tiene sus propias rolas absolutamente diferentes, apegadas a la personalidad del jefe, o mejor dicho de su Persona. Hay canciones como Heaven, la del Dungeon de Rise, el de Kanji o el juego retro que están muy chidas. La música que se usa para los momentos de batalla o tensos también es buena si acaso mi única queja es la canción del final: mientras en P3 era lo mejor del juego aquí... si, podría decir que lo peor.
En P4, no necesariamente los personajes tienen que tener conexiones, además de que puedes acceder a los miembros de tu equipo (regularmente los más interesantes) prácticamente desde que los conoces. No hay tantos traumas, o tan fuertes, en realidad son niños, incluso las dos "adultas", Naoto y Rise, si bien, tienen dañada su cabecita, no lo es tanto como una Mitsuru o una Yukari. Aquí no hay huérfanos. Y digamos que el social link estrella, Nanako, termina siendo tu motor principal para seguir con el juego, aunque no sé si eso me pasó por mi sobrina o realmente tiene demasiado Charm. Y su padre, el mejor personaje, el más real y del que más sientes feo por su social link.
El tema es a mi parecer el punto fuerte de P4. A lo largo del juego puedes ver muchas diferentes personalidades desenvolverse de manera que tarde o temprano terminas identificándote con alguno de ellos o pensando en que pasaría si tu también tuvieras que enfrentarte a tus más reprimidos deseos. Sé que a mi me pasó.
P4 me puso a pensar muchas veces en si hubiera podido afrontar a mi shadow, y me hizo recordar todos esos tiempos en que sentía como me dejaba llevar por lo que en realidad quería hacer y como tuve que frenar todo eso en algún momento. Mi shadow se llamaba lobo, es parte de mi, está ahí, porque en alguna vez lo acepté como parte de mi mismo y le abracé por todo lo que había tenido que sufrir. Él es mi persona, y a la fecha me sigue tirando paro cuando tengo que enfrentar a otras shadows o personas, quizá ya no es tan fuerte, porque he ido aceptando e integrando en mi personalidad cosas de él, pero cada que pienso en todo lo que lo negué y lo que lo hice sufrir, pienso que por eso hacemos un gran equipo.
Y es eso lo que hace que la gente sea diferente, al menos es lo que P4 me hizo reflexionar. Que aquellos que hemos afrontado a nuestra sombra hemos desarrollado una habilidad para manejarle y aceptarle como parte de nosotros mismos, lo cual resulta ventajoso por sobre los que no lo han hecho. E incluso también en el hecho de que los que niegan esos impulsos se vuelven monstruos y los demás tienen que intervenir para salvarles es un gran acierto en esa metáfora llamada Persona 4.
Disfruté demasiado P4, y estoy pensando mucho en el P4G, pero en realidad, quizá sea tiempo de empezar con otra parte de esos juegos, quizá sea tiempo de buscar el Shin Megami Tensei...
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