Es un cliché decir que mil pensamientos cruzan en mi mente, pero es un hecho que es así. Cosas de la escuela, cosas de la familia, de mis hermanos, de mis amigos, la próxima fiesta y en estas fechas, navidades y mi cumpleaños.
Pero pensando en mujeres hay poco que me deje espacio a lo demás. Soy de los de una sonrisa y ya cayó, de los que se enamoran inmediatamente, lo cual no sería tan malo, de no ser porque regularmente hago las cosas mal; de hecho, no sé si hay una manera de hacer bien las cosas, al menos, ese tipo de cosas.
Me escudo en el hecho de que no quiero cambiar y comienzo encontrando los fallos, errores o defectos de la persona en cuestión (porque aunque a veces piense en muchas siempre es una la que me trae cacheteando la banqueta), después esos fallos se hacen sopesables y es cuando empiezo a enajenarme y luego continuo con la pleitesía… ahí es cuando ya valió madre todo y me tienen de a pechito, no las culpo por usarme como un esclavo… el idiota soy yo a final de cuentas.
Pero en la situación actual me he encontrado a mí mismo repitiendo esos errores, como si no tuviera nada más que ofrecer o fuera a conquistarle de esa forma, haciéndome el héroe, el irrompible y ayudándole aún sin que ella me lo pida. Me da asco eso, esa conducta me causa repudio, pero cuando me doy cuenta ya lo estoy haciendo otra vez, y si dejo de ayudarle, me maldigo mil veces por haberlo hecho.
Sentí un pequeño deja vu al escribir esas últimas líneas.
Pero esta vez hay algo diferente, no es algo en ella (Sentiría otro deja vu si dijera algo como : ella es diferente), es… otra.
A veces no sé si solamente me estoy engañando con esto de decir que no siento nada serio por ella, pero es que a veces me saca de quicio y otras… es mi heroína, no como la droga, como Gatúbela… de hecho es un buen ejemplo jejeje.
Ella siempre está ahí cuando la necesito, me ayuda sin que yo se lo pida, puedo platicar con ella de cosas tan banales como de qué color hice en el baño o de mis frustraciones acerca de la otra chica. Si, lo sé, es mi mejor amiga y quizás no debería de confundirme, pero fui criado con cuentos de hadas, y cuando crecí me dí cuenta que las películas de “gordas deprimidas” son la hostia… pero muchas veces en ellas, se queda solo o sola, la o el que debería de quedarse en mi opinión con el o la protagonista.
Digamos de Archie: yo le iba a Bety, pero lo más seguro es que el pelirrojo de Riverdale se quedara con Verónica. O que tal Ranma 1/2, pero no acerca de Ranma, acerca de Ryoga, no me gustaba que se quedara con Akane, me hubiera gustado que se quedara con Ukyo, porque eran mis favoritos. Así, se da uno cuenta que quienes se chingan toda las película/cuento/Kingdom Hearts son los enanos, para que llegue el príncipe y se quede con la “vieja muerta” como diría Shrek.
Es entonces cuando me pongo a pensar aún más (muy a pesar de mi corazón) y empiezo a evaluar todo. No hace falta decir, que la vida de mi amiga es 10,000 veces más agitada y alocada que la mía, aún a su edad, y si la comparo con la otra chica, sale perdiendo en muchos aspectos.
Pero me duele más que mi amiga me abra o me desprecie, ella es mi puerto, el lugar a donde llega a descansar mi conciencia cada noche. La chica que me gusta a decir verdad ni siquiera la conozco bien, pero me vuelve idiota con solo hablarme o verme, me convierto en ese tipo que intenta impresionar a su amiguita mostrando lo mejor de sí y mi arma más letal: hacerla reir (sí, asi de mal están mis demás armas).
Pero este es el escenario, porque esta no es una película y no todas las piezas caen donde deberían:
Pasan unos años y la chica que me gusta se da cuenta después de mucho tiempo sin verme de mis negras intenciones en el pasado y como en anuncio de coca-zero se empieza a preguntar “¿Porqué no?”, solo que a mí ya no me interesa, porque encontré otra por la cual babear o simplemente crecí y lo que ella me ofrece es tan del pasado que lo repudio y me da asco.
Al tiempo, recuerdo a mi amiga, pido un whiskey y un cigarrillo, me hago el mártir un tiempo hablando de ella y cuando quiero retomar el contacto la vida ya la ha alcanzado a ella porque no se iba a detener eternamente por mí, de hecho nunca se detuvo, solo me daba un tiempo, el cual a decir verdad no merecía. Me doy cuenta de ello y vuelvo a llamarme “el lobo solitario”, hasta que encuentro a alguien más.
¿Cómo evitar este escenario?
No lo sé.
Si vuelvo a pensar en mi amiga, ella no dejará a su novio, además de que al ser una conducta autoimpuesta, carecería de legitimidad y sería basura, eso y que las partes que no le tolero cobrarían cada vez más peso, haciendo que todo terminara mal.
Si me termino de enamorar de la chica que me gusta, lo más seguro es que me rechace… y yo siga ahí de pendejo intentando hacerla cambiar de parecer mediante arrastrarme, ser complaciente, ayudarle en sus deberes, ser su paño de lágrimas, hacerle paros, en fin, haciendo todas esas cosas sin recibir nada a cambio pero esperándolo todo, terminando en el hecho de que la llegue a odiar por haberse aprovechado de mi siendo que el que renunció a su dignidad, por “conquistarla” fui yo, sin que nadie me dijera nada.
Si no me enamoro de nadie, puede que me aburra, pero de cierta forma viva tranquilo… definitivamente esa no es opción.
¿Hay otra opción? Sí, pero jamás me gustaría tomarla, siento que sería usarla, y no se merece eso, dado que es de las personas más chidas que he conocido este año y con la única que no tengo que demostrar absolutamente nada, de hecho, de cierta forma, me gusta ser humilde con ella, sin pretensiones ni egocentrismos.
¿Cuál es mi acción? Seguir, solo seguir. Este tipo de análisis los hago solo para constar meses después que aunque cagué la situación analicé todo bien.
¿Situación actual con la chica que me gusta? Después de quedarme en la escuela y ayudarle salí casi corriendo al darme cuenta de que estaba repitiendo el patrón de rendir pleitesía. Tampoco ella se esforzó mucho en decir gracias… y mira que es educada.
¿Situación actual con la amiga? Rechacé dos veces una invitación a ir a echar desmadre cuando en realidad si quería ir. No la rechacé por ella, sino por los compromisos del fin de semana y la lejanía del lugar. Ella no se despidió, aunque tampoco yo hice mucho porque lo hiciera.
Ya veremos qué pasa, mientras tanto, solo procuraré disfrutar ^w^