Karma: esa pequeña cosita que hace que la justicia trabaje día a día.
Fuí nombrado alguna vez un "policía del karma", título que por sus raices radioheadianas y mi obsesión con los superheroes era demasiado atractivo como para despreciarlo. Solo hacía cosas pensando primeramente en la opinión ajena y como esta me pudiese beneficiar, ya lo he dicho: nunca he sido un heroe, por lo menos no de esos que honro que arriesgan su vida por el bien común sin esperar recompensas o pago.
Alguna vez fui llamado de igual manera "agente del caos", haciendo cosas más sinceras, que estaban más apegadas a lo que yo quería, menos pensando en lo que pudiese pasar o lo que se opinase de mi. Ambas partes, tenían cosas buenas y malas.
Siempre hubo alguna chispa para las dos cosas, ya sea algún amigo con necesidad, o quizás una pequeña venganza personal. No tuve ninguno de esos dos desde hace más de un año, coincidiendo con muchas cosas que pasaron en esos momentos que cambiaron mi vida.
A cada gente que he llegado a apreciar desde ese tiempo se lo he advertido, acerca de mi "verdadero yo", de ese que ha sido llamado la bestia, joe, Wolf, battousai, etc., porque es algo que hasta yo llego a temer de mi. Es una parte que me alejaba de la gente que no podía entenderlo. Controlador, astuto, planificador, frío, cruel, seco y sobre todo, enfocado.
Llegué a considerar incluso que volver a ser asi, sería como perder la madurez emocional que la paz mental de la soledad sentimental me había traido, y quizás eso es cierto, pero al tiempo actual, sigue siendo la mejor opción para evitar que además de mi Korsakoff, desarrolle alguna otra locura que me lleve a evitar la realidad tal y como es. Para hacer fuego y calentarte necesitas quemar algo al fin y al cabo.
Aun no sé si hacerlo... aun sigo creyendo que la gente es buena... aun tengo esperanza... pero se me agotó la fe... y lo peor es que es la fé en mi mismo.
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