martes, 22 de noviembre de 2011

Fé y esperanza

Cuando era pequeño no comprendía lo que significa ni la fé ni la esperanza, pero las tuve conmigo día a día.
Escenas como mi madre yendo por mi al kínder, a pesar de que quizás llegaría tarde al trabajo, aún hacen que recuerde lo bien que me sentía por eso, como con un apoyo extra, respaldado y feliz. Mientras sentía eso, nunca dudaba de mí. Mientras sentía eso, confiaba en que todo estaría bien. Tenía fé y tenía esperanza.

Con el paso del tiempo no fué precisamente que las fuera perdiendo, solo adopté diferentes modelos: cuando necesitaba creer en mi, me preguntaba que haría Superman u algún otro modelo de los que llegué a tener, o si el dudaría de si mismo. Cuando necesitaba creer en que todo seguiría de rechupete, me gustaba ver la vida de los demás, ayudarles en lo que pudiera, interesarme en ellos... no es altruismo, es simplemente el hecho más egoista que he visto en cualquier vida.

Ayudar, para saber que alguien estaba lo suficientemente peor que yo como para que no me sintiera tan mal y me diera cuenta que todo iba a estar bien. Honestamente, nunca lo he hecho a propósito, pero Dios sabe que generalmente en mis horas más oscuras, es cuando le brindo más ayuda a la gente.

Lo ví el sábado, no estaba bien, estaba que me llevaba la chingada, pero sin bajar la frente, sin dejarme caer de nuevo, estaba ahí, tratando de ser fuerte, optimista, pensando que quizás todo sería más difícil, más abrumador y más aburrido pero que gracias a eso crecería más fuerte. Total mente centrado en el post anterior.
Pero triste. Muy triste.

Así que, ¿qué fué lo que hice? Buscar con quien brillar. Buscar alguien que estuviera peor que yo, y no fué difícil encontrarlo la verdad. ¿Cuando sentí culpa? Cuando me dijo que yo era un ángel al que habían mandado para ayudarle y cuando una de las personas que más aprecio me dió un colgante que lo más seguro es que no merezca.

Está bien está bien, exagero demasiado en la parte de que solo lo hago para sentirme bien, porque muy bien podría solo enterarme y reirme, pero me gusta ayudarles, me gusta hacerles ver que no todo está tan mal, sino que todos nos centramos en ver lo malo de las cosas y no alcanzamos a ver ese pequeño rayo de luz que siempre hay... porque siempre lo hay.

Es difícil llegar a pensar que le haces un favor al mundo, y sé que no se lo hago, que solo pretendo hacérselo, pero se siente bien. Me reconforta, y creo que ayudo a la gente haciéndolo, recordándoles que siempre debe haber fé y esperanza en su corazón y que siempre hay alguien que confía en ellos más que ellos mismos, ya sean sus amigos, sus familias o sus parejas, siempre hay quien te tiene fé y a quien le dé el esperanza el que existas, como me pasaba de pequeño con mi ma y que de hecho, sigue funcionando.

Y creo... solo creo, jeje,  que alguien está de acuerdo con que lo haga, con que aún cuando sea por una razón egoista ayude a los demás a recordar su fé y su esperanza, y porque no, su amor. 

Digo esto porque el domingo, después de haber atravesado un campo de maiz sin saber siquiera donde estaba, después de haber escuchado a mi mejor amiga decirme verdades de esas que uno se niega a aceptar y después de haber llorado por lograr haberme regresado sano, salvo y más en paz con Dios, después de todo eso, en la noche, a las 9:08, el motivo por el cual yo me sentía así de triste, desapareció.

Gracias Fé. Gracias Esperanza.

1 comentario:

Rockergirl Ambriz dijo...

Me agrada ser parte de las cosas con las vives y con las que piensas no por egocentrismo si no por que me agrada estar para ti .... por que iuo tambie aprendo de ti, y por ke aunke a vecs no me lo pidas me paso de sincera ..... pero solo lo hago por ke no puedo eviatr preocuparme por ke sufras o por ke estes triste y jamas lo hare aunke me lo pidas lo que si puedo hacer y ya te lo dije es guardar mis comentarios cuando no se me pidan por ke te respeto y por ke te kiero