viernes, 25 de noviembre de 2011

Gracias hermanos.

Día de acción de gracias... Como mexicano, no debería de significar mucho para mi, pero, no es el caso.

Me crié de cierto modo muy a manera de los gringos, aprendiendo sus fechas importantes y parte de la poca cultura que tienen. Hoy, hay americano, hay pavo, hay pay de manzana y todas esas cosas. Pero no para mi.

Pero, el nombre es mágico: es un día para dar gracias. 

Cuando empecé a escribir esta entrada en la mañana la dejé, pidiendo a los cielos encontrar otro motivo por el cual dar gracias. Y como siempre: me escucharon.

Es una moraleja macabra como la de los buenos cuentos, pero, vivir te lleva a cometer muchas cosas a lo wey. Se disfrutan, pero tienen consecuencias, como todo.

Esas consecuencias muchas veces no son visibles de primera mano, ni siquiera después de un rato, pero cuando has pasado tantas veces por lo mismo, ya te sabes como vá la canción. Al principio, las primeras veces, preguntas porque, como, reniegas de lo que has pasado. 

Cuando el abismo se ha vuelto parte de ti. Dás gracias. Ya no pataleas ni lloras, solo aceptas, creces con ello... al menos, a mi me ha hecho fuerte. No negar el dolor, aceptarlo, y seguir adelante.

Porque el día de acción de gracias me dí cuenta que cada vez que digo "yo", no hablo de mi. Es un "nosotros". Recordé que no estoy solo, ni he estado solo desde hace ya tiempo. 

Que hay gente que me cuida, que confía en mi, que cree en mi. Es más de lo que puedo decir de mucha gente. Cada paso que doy, no lo doy solo por mi, lo doy para que esa gente sea feliz de que estoy bien. 

Me la paso tratando de cambiar la vida de las personas, de ayudarles o mostrarles el camino que he encontrado como el correcto. Pero ni lo encontré solo, ni lo anduve solo. 

Les he llamado "mis dragones", "mi manada", lo cierto, es que sin estar cerca, escucho sus voces, siento el orgullo que les dá cuando su hermano está bien, también las patadas cuando me caigo y las burlas cuando la riego.

Cada paso, eran ellos los que me hacían sentirme orgulloso, porque todos son unos chingones, los que han hecho que mi ego se vuelva legendario, pero porque sé que los tengo a ellos, que la gente me crea fuerte... porque de hecho no lo soy, no sin ellos.

Hemos tenido que pasar decepciones, guerras, caidas, derrotas, chingadera y media, pero siempre le he visto la maldita capacidad no solo de sonreir y reir, sino de hacer que la gente que esté a su lado sea feliz o se hunda en las tinieblas más profundas.

Hace tiempo cargaba una cruz, por mi fé, y no es negarla, pero mi fé más grande es en ellos, en los que se preocupan cuando de verdad las cosas van mal, no cuando hago mis desmadritos como de colegiala enamorada. 

Son mi fuerza, mi orgullo, mi más grande razón para decir:

GRACIAS.

A mis cinco hermanos (que me disculpen algunos, pero estos son):

Poncho, Joan, Dayron, Carlos y Alan.

Sin duda, jamás hubiera llegado a esta edad, ni con tanta felicidad sin ustedes... pero como con la chelas vamos por más, ¿no? Ya verán, los haré sentir orgullosos de su hermano ^w^

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