Todo lo malo que hemos pasado. Las cosas buenas (no contadas, han sido varias, hay que admitirlo). Por todos las aventuras que hemos pasado, y las que nos faltan para contarles a nuestros nietos...
Por esas veces que nos hemos dormido más allá de lo que debieramos. Por esas ocasiones en que la razón se nos escapó y llegabamos crudos a algún compromiso. Por esas veces que nos salimos de clase solo por un café (y que ni había). Tu lo sabes. Por tantas cosas...
Por no dejarme caer, por no dejarme dormir, por mandarme a dormir. Por la esperanza en tus ojos. Por devolverme la sonrisa cuando me llevaba la chingada. Por hacer mi trabajo más llevadero. Por una distracción con una sola sonrisa a media clase. Por tantas veces que me has quitado las palabras de la boca...
Por decirme que te ayudé. Por ayudarme. Por hacerme sentir mejor. Por regresar mis pies a la tierra, y hacer crecer mis alas. Por ayudarme a cantar en tono. Por hacer que me preguntara cosas diferentes de mi vida cada semana. por hacer que la muerte fuera más llevadera. Por las veces que he caido y me has levantado...
Por las veces que me has visto cabizbajo y me diste un abrazo. Por mostrarme nueva música. Por ayudarme a reconstruirme. Por devolverme la esperanza. Por darme una meta. Por apoyarme cuando peor estaba...
Por eso y más... te amo.
Y juro que si te sientes mal, o si necesitas ayuda, aun cuando no la pidas, ahí estaré. Y aunque seamos solos nosotros contra el mundo, aun asi, ahi estaré, sabes que gracias a que estás conmigo no me sé rajar. Soy fuerte porque sé que estás conmigo. Y si algo sale mal...
Seguiremos de pie. Juntos.
Gracias.