Cuando salí del hospital, mi primer meta fué recuperar mi vida, pero en sí ni yo sabía a que me refería. Si hablaba quizás de volver a la escuela o de volver al mismo ritmo que llevaba antes.
El problema es que las cuestiones de ritmo nunca se me han dado, y solo empecé a exagerar. Mientras ahora fumo menos... cada día estoy tomando más, y lo peor es que como siempre, sin medir las consecuencias.
Tan solo este viernes me quedé bien dormido en el camión y terminé en indios verdes con solamente $4.50, y eso que en la mañana traía $200, de los cuales ni siquiera puedo decir que ocupé algo para desayunar.
Las lagunas han vuelto... el sueño ha vuelto... el miedo ha vuelto. Pero esta vez no le sacaré la vuelta como la última vez que me dieron lagunas. Tengo que entender que ya no soy un adolescente que cree que su hombría se mide por cuanto alcohol puede consumir. Tengo que entender muchas muchas cosas acerca del alcohol.
Incluso admitir cosas que no quería, como el que ya no me sabe igual, ya no le encuentro tanto chiste... pero por lo mismo se me hacía X el ir a tomar, se me hacía algo hasta cierto punto normal. Hasta que me pregunté a mi mismo: ¿Por que tomas? Y no supe que responder, no hay ningún motivo en particular la verdad.
Así que, solo tengo que quitarme esa máscara de gran bebedor y asumir que ya no, que quizás solo tengo que encontrar en que distraerme, como clases de guitarra, tae kwon do o quien sabe... si ahorro un dinerito podría tomar las de jiu jitsu brasileño que siempre he querido. O algún videojuego.
Así que me aventaré el cliché: solo por hoy no beberé tan de prisa, solo por hoy no beberé tanto, solo por hoy soy más fuerte que la tentación y solo por hoy, no beberé.
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